Este patio se encuentra situado en la plaza de Buzones, 5 “Convento de Santo Domingo””
El monasterio de amplias dimensiones fundado por Inés García de Meneses, viuda del alguacil Sanz de Velasco, allá por el año de 1364 está ubicado en una de las zonas con más sabor de esta capital, ha permanecido a lo largo de los siglos bien asentado a pesar de los avatares que en la historia se han sucedido. Los siglos XIV y XV representan por una parte la culminación en las relaciones entre convento y monarquía que llevarían a aquel a convertirse en lugar de recogimiento de infantas y otras señoras ligadas directamente con las casas reales de Castilla y Aragón; por otra, es época en la que se alcanza un gran esplendor en todos los campos, incluyéndose el artístico del cual aun restan notables testimonios como el coro o el patio del Moral.
En la segunda mitad del siglo XV residió en este convento Santa Beatriz de Silva, fundadora de la Orden de las Concepcionistas. Santo Domingo le pareció el lugar adecuado y durante 34 años convivió con las religiosas haciendo una vida devota en la que fraguó su idea de crear una orden dedicada a la Inmaculada Concepción a la que tantos favores debía. En el siglo XVI la comunidad siguió siendo un notable mecenas para el que trabajaron artistas de gran renombre tales como Juan de Borgoña, Diego Velasco de Ávila, Juan Bautista Monegro, y otros tantos que trabajaron para instituciones de tanta relevancia como la Catedral Primada o los monarcas reinantes.
Dado su gran espacio, el convento tiene también acceso por la plaza de Santo Domingo el Real. Llama la atención el exterior de la iglesia, con pórtico renacentista de 1565, edificado sobre cuatro columnas de piedra con capiteles de estilo dórico-toscano con altos basamentos, soportando un tejado de vigas de madera y cubierta con teja árabe; es de armónicas y elegantes proporciones, aunque hayan desaparecido las esculturas que en otro tiempo tuvo. Además, se emprendieron otras obras durante esa época como son el claustro de la Mona (en la actualidad propiedad de la comunidad de las Comendadoras de Santiago).
En los siglos XVII y XVIII se inicia una inexorable decadencia como ocurre en general con Toledo, en el número de religiosas. No obstante, todavía en estas centurias la vida dentro de los muros que constituyen Santo Domingo el Real sigue siendo esplendorosa tanto en espiritualidad como en trabajos emprendidos por las monjas.
Durante el siglo XIX y a partir de ocupación francesa, Santo Domingo sufre un buen número de percances, si bien no influyeron en la calidad de la vida en común, sí tuvieron funestas consecuencias en lo que atañe al patrimonio y bienes del monasterio que se fueron perdiendo a lo largo de esta centuria. La Desamortización de Mendizábal no solo privó a las dominicas de sus fincas urbanas y rústicas, también supuso un aldabonazo en otras propiedades, tales como objetos artísticos, que debieron ponerse en venta para la pervivencia de una comunidad que llegó de esta manera a una extrema pobreza. Esta situación llegó a su cenit en 1934, cuando por varios impagos de la contribución por falta de medios, todo el conjunto arquitectónico estuvo a punto de venderse en subasta pública. (Fuente: Dominicos).
El núcleo primitivo se hallaba en torno al patio del Moral. En origen, se trata de un patio civil toledano similar al patio de la Enfermería del convento de Santa Isabel de los Reyes. Se transformó en dependencia cenobítica al mismo tiempo que algunas estancias anejas conocidas como “palacios”. En la actualidad está dividido en dos zonas por el corredor construido en el siglo XVII. La más antigua es la ocupada hoy por las dominicas, mientras que la otra parte, junto con otras estancias, se alquiló a la Administración (Catastro – Gerencia Regional De Castilla-La Mancha).
Al patio del Moral se accede por la calle de Buzones, La portada original fue de un antiguo palacio del siglo XIV, después reconvertida en el siglo XV adaptada al monasterio, encima de su puerta, en una hornacina, se halla una imagen en madera de Santo Domingo.