Estos claustros se encuentran situados en el cobertizo de San Pedro Mártir “UCLM-Facultades”
Hoy se le denomina con este nombre debido al pasadizo que une el antiguo convento de dominicos que allí existía con la manzana de casas que también pertenecieron al convento al otro lado de esta calle. Por necesidades de las actividades de la orden de Predicadores el edificio se expandió y absorbió toda la manzana, excepto el convento Madre de Dios y casas colindantes y otras separadas uniéndolas con el sistema usual en Toledo de un cobertizo. (Fuente: Historia de las Calles de Toledo)
Destacamos de su interior:
-El claustro llamado del Tesoro o del Silencio, buen ejemplar plateresco, es el más antiguo de todos y posiblemente corresponda a una construcción civil que, posteriormente, fue englobada en el conjunto conventual. Consta de tres plantas. La baja con arcos de medio punto que descansan sobre columnas. En la panda norte aparecen arcos apuntados. Columnas y capiteles de mármol, de estupenda factura, apuntan a una procedencia italiana. El segundo piso está formado por arcos rebajados que se apoyan sobre columnas muy semejantes a las inferiores.
-El claustro de los Naranjos o de las Procesiones, sufrió una total transformación a mediados del siglo XVIII y ha llegado hasta nosotros con una primera planta de arcos rebajados sobre columnas. Nicolás de Vergara el Mozo fue el encargado de llevar a cabo las obras de la nueva iglesia y de la sacristía. Ésta comenzó a construirse en 1587 y se compone de dos espacios: El mayor, rectangular, es el que sirve realmente de sacristía, y otro, cuadrado, alberga una pequeña capilla. Los muros de los dos espacios están formados por arcos con hornacinas, con lo cual se logra una mayor unidad entre ambos. Entre los arcos se levantan unas pilastras dóricas con su correspondiente entablamento corrido, que sirve también de elemento de unión entre los dos espacios. El espacio mayor está cubierto con una bóveda esquifada plana, fajeada y con lunetos.
-El claustro Real o de los Generales. Consta de tres pisos enteramente construidos en piedra. El piso bajo está compuesto por arcos de medio punto que descansan sobre columnas. Los elementos arquitectónicos empleados-espejos de pizarra en las enjutas, balaustres, etc., son los usuales en Covarrubias en otras obras del momento. Se accede desde la calle de San Pedro Mártir, que antiguamente era la entrada principal. En un lateral, se hallaba un brocal de pozo del año 1032 procedente de la Mezquita Aljama, ubicada en el Claustro de la Catedral, que está grabado alrededor con caracteres arábigos. Allí existió hasta 1872 que fue trasladado al Museo de Santa Cruz. (Fuente: Wikipedia)
Con la desamortización de 1835 el convento pasa al Estado. Fue utilizado para diversos fines: Primero como cuartel de Milicias Nacionales. Posteriormente pasó a la Comisión Provincial de Monumentos que lo declaró “Panteón Provincial”, y se utilizó para guardar las obras artísticas salvadas de otros edificios. En el año 1846 el edificio se cede a la Diputación Provincial, que lo utilizó como asilo, circunstancia que acarreó que la imprenta en esta época se conociera como “Imprenta del Asilo”, hasta que, en julio de 1993, después de una gran remodelación, el nuevo Gobierno central surgido tras las elecciones generales aprobó ceder San Pedro Mártir a la Universidad de CLM. (Fuente: Fantasía y Realidad de Toledo)
Los orígenes del convento datan de 1230 cuando fue fundado el primer convento dominico en Toledo ubicado en extramuros, en la Huerta del Granadal, en un edificio ahora en ruinas, que fue el convento de San Pablo. En 1407 los monjes se trasladaron a las casas donadas por doña Guiomar de Meneses en su actual emplazamiento de San Pedro Mártir. En el edificio se encuentran varios sepulcros de interés. Uno de ellos, el de Elvira de Castañeda, esposa de Pedro López de Ayala, inspiró a Gustavo Adolfo Bécquer la famosa leyenda de:
El Beso “El joven no hizo caso y tambaleándose, como pudo se llegó a la estatua y se dispuso a abrazarla y darle un beso. Pero al tender los brazos, un grito de terror inundó la estancia. Había caído desplomado a los pies del sepulcro echando sangre por nariz y boca. Los oficiales, sorprendidos ante lo que vieron, quedaron inmovilizados sin poder dar un paso para socorrerle. En el momento en que su camarada intentó acercar sus labios ardientes a los de doña Elvira, habían visto al inmóvil guerrero que tenía a su lado levantar la mano y derribarlo de una tremenda bofetada con su guante de piedra.”.