Este patio se encuentra situado en la calle San Juan de Dios, 24 “Hogar de Ancianos”
Situado el inmueble en el centro del barrio de la Judería Mayor de Toledo. Leonor de Mendoza, condesa de La Coruña, en 1569 donaba una iglesia y un edificio anejo a la orden de San Juan de Dios, para convertirlo en un hospital, por lo que esta calle empezó a tomar el nombre de la orden y como calle de San Juan de Dios se la sigue llamando.
En 1790, el cardenal Lorenzana mandó reconstruir nuevamente el hospital desde sus cimientos. Al alojarse en Toledo los ejércitos franceses en 1808 se convirtió en hospital de sangre; desamortizado en 1820, siguió siendo hospital militar administrándolo la Junta de Beneficencia desde 1837.
Por fin fue cedido a la Diputación Provincial, quien, en 1923, instaló en él la Casa-Cuna, trasladada años después a otro edificio próximo, reservando éste para Maternidad Provincial. (Fuente: Historia de las Calles de Toledo)
Posteriormente, en 1984, a sugerencias del arquitecto toledano don Juan José Gómez-Luengo Bravo, basándose en las concesiones que hacía el Estado para edificios destinados a atenciones sociales, y dado que el edificio de la Maternidad Provincial estaba infrautilizado por el descenso de la natalidad, se decide cambiar la actividad del mismo por una Residencia de Ancianos.
Atravesamos su puerta de doble hoja de madera. A juzgar por la planta del edificio hay que distinguir el núcleo original del siglo XVIII, que responde a una organización muy regular (en torno a dos patios, uno principal y otro secundario), de las edificaciones accesorias que más tarde se le agregaron por su costado norte. El exterior es de suma sencillez, y sólo una portada de acceso a la capilla rompe la monotonía sobria del edificio.
Del interior hay que destacar el sólido patio de dos plantas, con pilares sobre los que cabalgan arcos de medio punto, y una interesante escalera de doble arranque. En 1923 se revistieron los antepechos con azulejería, cuyos paños se centran en figuras de ángeles niños. (Fuente: Wikipedia)
Se desconoce cuando dejó de funcionar como Hogar de Ancianos, sí aseguramos que hoy en pleno siglo XXI las instalaciones están cerradas, sin ninguna actividad, con ello, propicias al deterioro interior. Esperemos de nuevo que algún buen filántropo sugiera, como ya lo hizo en 1984 don Juan José Gómez-Luengo que el inmueble vuelva a tener ese carácter social y pueda albergar a nuestros queridos ancianos, que por suerte los sigue habiendo.
Antes de llegar, surge la estrecha calle de Samuel Leví, cercana a los jardines de la Casa Museo del Greco, lugar donde se inspiró el poeta Gustavo Adolfo Bécquer, escribiendo la leyenda:
La Rosa de Pasión “Daniel, ciego de furor, se arrojó sobre la hermosa hebrea y derribándola en tierra y asiéndola por los cabellos, la arrastró, como poseído de un espíritu infernal, hasta el pie de la cruz, que parecía abrir sus descarnados brazos para recibirla, exclamando al dirigirse a los que los rodeaban: -Ahí os la entrego; haced vosotros justicia de esa infame, que ha vendido su honra, su religión y a sus hermanos. Al día siguiente, cuando las campanas de la catedral asordaban los aires tocando a gloria, y los honrados vecinos de Toledo se entretenían en tirar ballestazos a los Judas de paja, ni más ni menos que como todavía lo hacen en algunas de nuestras poblaciones, Daniel abrió la puerta de su tenducho, como tenía por costumbre, y con su eterna sonrisa en los labios comenzó a saludar a los que pasaban, sin dejar por eso de golpear en el yunque con su martillito de hierro; pero las celosías del morisco ajimez de Sara no volvieron a abrirse, ni nadie vio más a la hermosa hebrea recostada en su alféizar de azulejos de colores”.