Este claustro se encuentra situado en la calle Reyes Católicos, 15 “Escuela de Arte”
Próximo al Monasterio de San Juan de los Reyes, se encuentra un conjunto de edificios y jardines que actualmente conocemos. De un lado, el edificio realizado en 1882 por Mélida, alzado sobre el segundo claustro de San Juan de los Reyes (destruido por las tropas francesas), y, de otra parte, el edificio que, aislado del anterior, se levanta en 1925 sobre el Convento de Santa Ana, cuya capilla se conserva incorporada al edificio actual; nos referimos a la Escuela de Arte.
La fachada cuenta con una entrada doble, que es la doble cara de un cubo maclado en plano, centrando una organización axial tan simple como rica. A los lados vemos los testeros de dos crujías cuyas cubiertas a dos aguas quedan ocultas por un sistema que consiste en alzar el plano de la fachada de modo que no se vea el ángulo formado por las cubiertas. La vistosa composición de los cuerpos laterales, con labores en ladrillo, y el monumental escudo de los Reyes Católicos con el águila de San Juan, todo ello en cerámica vidriada, los utilizó el mismo Mélida en el pabellón español de la Exposición Universal de París de 1889. Ladrillo, piedra, cerámica vidriada, hierro, madera y todo un elenco formal de original dibujo son los materiales empleados en la fachada. Sobre la entrada, una inscripción en letra gótica recuerda que la Escuela se hizo reinando Alfonso XI. Hay además otros dos accesos de curiosísima traza, cuyo tamaño y proporción contrastan con la entrada principal.
La necesidad de ampliación de la Escuela llevó a la construcción de un nuevo edificio (antiguo exconvento de Santa Ana), que se desarrolla en torno a un patio-claustro de dos plantas, llamado patio de Santa Ana. (Fuente: Wikipedia)
El claustro debió aprovechar un lateral de la crujía del convento: por ello vemos una diferencia en el grosor del fuste de las columnas, entre las cuatro aprovechadas y las 10 nuevas. Sus muros se revisten con azulejos sevillanos de cuerda seca, con escudos y motivos florales en recuadros y leyendas “ARTES” y “OFICIOS”. Es el motivo cerámico-artístico de la Escuela, debiéndose a producción industrial.
Los pies derechos de la planta superior debían reproducir a los antiguos, siendo por otra parte, un soporte muy característico del renacimiento toledano. La claraboya ilumina con luz, diáfana todo el conjunto, que resulta muy bello.
Destacaremos el artesonado de madera de pino de Flandes que cubre el hueco de la pequeña escalera, de acceso a la primera planta. Sus estribos están formados por un friso tallado en relieve, con motivos renacientes; los faldones y el almizate son vigas que se entrecruzan dejando espacios cuadrados, donde se alojan unas rosetas.
Las fachadas laterales nos presentan amplios vanos a dintel, con arco de ladrillo que se asemejan a los carpaneles, de clave y trasdós muy resaltados, apoyados en piezas de piedra que forman los salmeres y las impostas.
La pieza más importante del conjunto es la antigua capilla, felizmente transformada en Salón de Actos. (Textos: Eugenia Muñoz Barragán)
En 1998, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha declaraba a la Escuela de Arte “Toledo” como Bien de Interés Cultural, con la categoría de monumento. Con fecha 7 de abril de 2002 puedes leer un artículo del diario ABC, conmemorando el centenario de la Escuela de Arte, desde su fundación en 1902 como Taller de Aprendices. En 2015, la Dirección General de Organización, Calidad Educativa y Formación Profesional de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes declara Instituto Histórico de Castilla-La Mancha a la Escuela de Arte de Toledo.
El inicio de esta calle empieza en el Paseo del Tránsito, y allí nos encontramos con la Casa Museo del Greco, antiguo palacio de Villena, lugar donde Juan Moraleda y Esteban escribió la leyenda:
La Cueva de San Gil “Cierto tiempo estuvo Fray Gil en el interior de la cueva, no demasiado, y cuenta la leyenda que cuando hubo aprendido todo lo que le fue enseñado allí, rompió el pacto que mantenía con el Diablo y se volvió a su convento en Portugal, donde vivió hasta el fin de sus días practicando las virtudes cristianas, arrepintiéndose de lo que había aprendido, y consiguiendo numerosos milagros incluso después de su muerte, que acaeció en 1265. Por este motivo, ha sido considerado Santo, y la cueva que menciona esta leyenda se llamó Cueva de San Gil, estando ubicada en los sótanos del Palacio de Enrique de Villena, cerca de los actuales Jardines del Tránsito, en Toledo”.