Este patio se encuentra situado en la plaza de San Justo, 4
Diremos que parte de la plaza estuvo cerrada y dedicada a cementerio parroquial durante bastantes siglos. Seguramente comenzó a usarse para estos fines al resultar insuficiente el otro cementerio parroquial, más reducido, situado a los pies del templo. El camposanto se le cita por primera vez el año 1280, en una escritura mozárabe, lo confirma el Memorial de 1576, y se describe también en la relación de las casas que limitaban la plazuela en 1778.
El nombre de todas las vías es, naturalmente, tan antiguo como la iglesia parroquial, citada ya por los mozárabes toledanos en 1125. (Fuente: Historia de las Calles de Toledo)
Situada esta antigua casona en la fachada este de la Plaza de San Justo. En su portada de entrada de composición renacentista, sobre el dintel de piedra decora un escudo de atributos religiosos y debajo, grabado a ambos lados el texto “año de 1617”. Balcón centrado sobre la puerta con sencilla verja de hierro. Ya dentro, atravesamos un largo zaguán que nos conduce al patio, destacando tres columnas de piedra berroqueña semi empotradas que soportan el entramado de la caja del patio. Aun sigue el pozo y el aljibe, hoy sin uso, con sencillos brocales de piedra.
En las plantas superiores balaustradas torneadas que se descubrieron tras la rehabilitación del inmueble. Apoyos de la casa sobre sótanos abovedados parcialmente excavados en roca. Los muros de la planta baja conservan parcialmente los tapiales originales y los muros de aparejo toledano con anchos superiores a 80 cm. Existe en el salón de la planta baja un magnifico alfarje policromado de cinta de saetino con decoración geométrica oculto bajo los cielorrasos y un arco, este visible, decorado en estilo renacentista. En 1735 esta casa fue propiedad y residencia de Narciso Tomé arquitecto y escultor español.
Narciso Tomé, fue nombrado maestro de la catedral de Toledo, a las órdenes de Teodoro Ardemans y a su muerte le sucedió como maestro mayor. En esta iglesia mayor construyó, junto con cuatro hijos suyos, el célebre Transparente, uno de los ejemplos más notables del barroco español. También en este templo realizó otras labores escultóricas, como el retablo marmóreo de los Santos Vicente, Sabina y Cristeta que se encuentra frente al Transparente. Tras su muerte, en 1742, fue habitada por su mujer Leocadia Sánchez Ramírez de Arellano; por legado hecho en su testamento, la casa pasó a ser propiedad de la parroquia de San Justo de la que se desamortizaría con posterioridad. (Textos: Juan Meneses Revenga)